Elecciones (8 de agosto de 2015)

No puede negarse que las elecciones del 27 de septiembre serán especiales; y lo serán porque dos de las listas que concurrirán a ellas (la coalición entre CDC y ERC que se hace llamar “Juntos por el Sí” y las CUP) han hecho explícito que su propósito es secuestrar el Parlamento de Cataluña para que deje de ser una institución constitucional española y se convierta en órgano del Estado catalán que dichas fuerzas, en alianza con asociaciones como la AMI, Omnium Cultural y la ANC, pretenden crear en el territorio de Cataluña.
Nuestro Derecho no impide que concurran a las elecciones partidos, coaliciones o agrupaciones de electores que tienen como objetivos la destrucción del sistema político. En nuestra democracia, que ofrece un marco amplísimo a la discrepancia y en el que existe un respeto profundo a la diversidad de opiniones y planteamientos, no es necesaria la adscripción militante a los principios y valores constitucionales. Tan solo se exige, y esto en virtud de lo establecido en la Ley de Partidos, el rechazo expreso a la utilización de medios violentos para conseguir fines políticos. Más allá de esto todo planteamiento, por alejado que esté del marco de convivencia que nos hemos dado, puede ser defendido ante el electorado.
Una gran libertad es también una gran responsabilidad. Los electores catalanes participaremos el día 27 en unos comicios en los que más allá de cualquier otra diferencia en cuestiones sociales, económicas o de cualquier otra política, se determina el peso que tendrán en el futuro Parlamento de Cataluña aquellos que pretenden que éste deje de ser un órgano constitucional para pasar a ser instrumento de la rebelión que es todo intento de creación de un nuevo Estado en el territorio de otro ya existente.
El día 27 abstenerse ya no es una opción.


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