domingo, 12 de febrero de 2012

La reforma laboral




No me he leído el texto de la reforma laboral aprobada por el Gobierno el viernes pasado; pero parece claro (si no es así que se me corrija) que entre sus objetivos no está el de aumentar los salarios en España. Y esto no es una buena noticia. Es cierto que el altísimo número de parados es preocupante; pero no debería ser una preocupación menor lo escaso de la remuneración de los trabajadores de este país. Hace poco se publicaba que más del 60% de los trabajadores en España cobraban mil euros o menos al mes. Me imagino que la mayoría de los restantes estarán entre los mil y los dos mil euros, lo que nos da un panorama general bastante desolador. Lo escaso de los sueldos es un problema estructural que de alguna forma tiene que ser atajado, y no parece que la reforma laboral vaya a suponer una mejora de los salarios; más bien al contrario, podría implicar rebajas de salarios. Si esto es así la reforma, incluso aunque suponga un aumento de la ocupación, no es una buena noticia.
Ya sé que con más de cinco millones de parados se me puede decir que lo importante es que la gente trabaje, aunque sea por menos de mil euros al mes; pero a mi me sigue pareciendo que esto no soluciona nada, porque un aumento del trabajo basado en salarios tan bajos no curará las debilidades de nuestra economía y sociedad ya que:
1) No aumentará el consumo, porque con salarios tan bajos solamente se puede sobrevivir (y malamente, además).
2) No mejorará la recaudación de las administraciones públicas; porque quien tiene salarios tan bajos no contribuye prácticamente al IRPF. En general la dependencia que la recaudación tiene respecto a las rentas del trabajo (cada vez menor importante en el PIB) es una dificultad que en algún momento tendrá que ser abordada de manera decidida; pero entretanto no hay más remedio que constatar que un aumento del número de trabajadores no supondrá mejoría alguna en las arcas públicas si los salarios se sitúan tan solo entre el salario mínimo interprofesional y los mil euros.
3) Los salarios bajos contribuirán a que se materialice la crisis de la Seguridad Social que está planeando sobre nuestras cabezas. Como desconocen casi todos los pensionistas, sus pensiones no son fruto de la capitalización de lo que en su día aportaron, sino de lo que pagan a la Seguridad Social quienes ahora trabajan. Como los salarios bajan y las pensiones se mantienen más o menos, pronto resultará imposible sufragarlas. Si no aumentan los salarios las pensiones son insostenibles (salvo que se completen vía impuestos; pero para las dificultades de hacer esto véase el punto 2 anterior).

En definitiva, que la reforma laboral podrá mejorar el empleo; pero es probable que el conjunto de los trabajadores vean disminuidos sus salarios sin que se mejore ni la situación de la Seguridad Social ni de los ingresos de las administraciones públicas. ¿A quién beneficiará, por tanto, una reforma que supondrá nuevos contratos pero, presumiblemente, con sueldos paupérrimos; y, además, una bajada generalizada de los salarios de quienes ahora trabajan? Evidentemente a los empresarios, los mismos que declaran en su conjunto y de media menos ingresos per cápita que la media de los trabajadores y pensionistas. El mensaje es claro: ponga su empresa, intente contratar al primero que pille por cuatro duros y luego declare lo que le de la gana de los beneficios que obtenga ¿o se hará algo serio para evitar el fraude?

Se me podrá decir que qué alternativas existen con cinco millones de parados; y coincido en que en estas circunstancias es necesario adoptar medidas de flexibilización que favorezcan la contratación. No estoy en contra, por ejemplo, de abaratar el despido; porque no creo que esta medida vaya a suponer -tal como dicen algunos- más despidos. Ya ahora si se quiere despedir se despide; seguramente las medidas adoptadas serán eficaces en ese sentido y conseguirán que aumenten las contrataciones; pero al coste de envilecer aún más nuestro sistema de empleo (y aquí el papel de las ETTs tendría que ser también valorado). Mi crítica es que no se perciba que el bajo nivel de los salarios es un problema real y en vez de abordarlo se introduzcan mecanismos que pueden contribuir a agravarlo aún más.
Desde luego las soluciones no son fáciles. A mi se me ocurre una que no es una varita mágica, pero que podría contribuir en algo. Como ya propuse, se podría modificar el Impuesto de Sociedades para que tributasen menos aquellas empresas que pagasen mejor a sus trabajadores. Y para evitar la trampa de que los dueños de la empresa evitasen generar beneficios por el mecanismo de atribuirse unos sueldos despampanantes propondría que a efectos fiscales se considerasen beneficios todo lo que se dedicase a salarios por encima de, pongamos, 150.000 euros al año (o 100.000 ó 200.000, ya se vería). En fin, que convendría pensar mucho en cómo subir los salarios y no, como se está haciendo, en ver la forma de bajarlos.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola,

Respecto los puntos 2 y parte del 3 que comentas, creo que lo más rápido y eficaz para mejorar los ingresos de la Administración vía impuestos sería aumentar las inspecciones. La contabilidad creativa en algunas empresas y la abusiva desgravación de gastos personales como gastos inherentes a la actividad económica por parte de muchos autónomos son prácticas generalizadas. Prueba de ello es el dato que señalas: "los empresarios, los mismos que declaran en su conjunto y de media menos ingresos per cápita que la media de los trabajadores y pensionistas".
En mi modesta opinión, aumentar la "presión inspectora" podría incluso hacer que el Impuesto de Sociedades fuese más bajo pero que, paradójicamente, la recaudación a través de éste fuese mayor, al mostrarse los beneficios reales de las pymes y microempresas.
En cuanto a los sueldos, otra propuesta que creo que se podría implantar es una mayor vinculación de éstos a la productividad de la empresa (medida en términos cuantificables e inherentes a cada puesto de trabajo: calidad, ventas, objetivos varios,...), aunque para ello sería imprescindible que se auditaran / inspeccionaran las cuentas con detalle, para evitar abusos. De esta forma, los trabajadores se implicarían más en la actividad de la empresa, habría más motivación y, no es matemático, pero es posible que se creara más valor.
Un saludo y felicidades por el blog.

Rafael Arenas García dijo...

Me parecen muy interesantes las ideas que propones. El refuerzo de la inspección y la disminución del fraude resolverían buena parte de los problemas que tenemos. En ese sentido noticias como la que salía hace unos días sobre la investigación que se está haciendo a Cuatrecasas por hacer pasar por profesionales gastos que son personales me parecen atractivas. Y sí, seguramente con una buena inspección podríamos hasta bajar impuestos (probablemente no solo el de sociedades, sino también el IRPF). Y también me parece bien ligar los salarios a la productividad. Es difícil de medir, sobre todo en algunos ámbitos; pero es una vía que hay que explorar. En algunos casos eso supondría un alza mayor de salarios que si se considerase para su actualización la subida del IPC. Saludos